I
Vivo en constante depresión,
Y constante es mi tristeza.
No existe en mi la firmeza
Si no la absurda obsesión
De a la primera impresión
Volver mis males virtudes.
Son mis penas los ataúdes
Que en la vida me sepultan
Y mis penas me resultan
La monserga en latitudes.
II
Me encerré yo en mi narcismo,
En mi mundo de negrura
Donde hallé a mi ser figura
Encerrada en espejismos.
Quise entonces ser yo mismo
El que a la dura vanidad
Arrojara a la oscuridad
Y así me fui dando cuenta
Que mi persona obsoleta
Se hallaba en la fatalidad
III
Escribo sobre mi vida,
nunca sobre mis amores;
de esos amargos dolores
que a mi mente, confundida
tienen, y a la vez perdida.
Escribo de mí y mi hastío,
mas nunca del desafío
que a diario duele y atormenta.
Pobre mi ser, se contenta
con un beso perdido y frío.
IV
De la nada me origino;
De nada es mi triste entorno
Y por nada me trastorno.
Mi ser se formó maligno
Y la idea con la que vino,
Esencial, como la nada,
Hizo a mi vida formada
Por el tedio de la ausencia.
En mí habita la dolencia
De a la vez ser todo y nada.